viernes, 13 de abril de 2012

Enseñar




Cuando cultivas el poder interior, comienza a acumularse en tu interior. Pero hay algo extraño. No puedes retenerlo por siempre. Si tratas de hacerlo, la energía espiritual te destruirá. Pero si la usas prudentemente –para sanar a otros, para enseñar a otros, para confortar a otros- entonces la energía se recargará más y más intensamente, como un pozo que se rellena a sí mismo. Mientras más das, más recibes a cambio. Mientras más desinteresado eres, mayores los propios beneficios.

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